Llego a la casa de Mi Pequeña Pelirroja y, tras verla bajar le dimos un improvisado paseo a su perrita (por aquel entonces era pequeña todavía) para luego agarrarme de la mano fuerte.. Sentí su corazón latir, sentí el mismo nerviosismo que mantenía yo desde que salí de casa, sentí su calor, su cariño (aunque por aquel entonces ambos intentábamos no enamorarnos..). Nos dirigíamos a la Plaza (Del Sagrado) donde esperaban todos sus amigos.. Algunos sabían de mi existencia, otros ni esperaban que yo apareciera por allí y mucho menos con ELLA. Al acercarnos me dijo: "Relájate, creo que no comen", luego sonrió y me soltó la mano, debía parecer que no estábamos juntos, no al menos hasta que lo anunciara a sus amigos, ya sabéis eso del respeto y tal. Me pareció una forma correcta eso sí, pero me hacía ponerme más nervioso aun.
Llegué, varios conocidos míos allí se hallaban y el nerviosismo de mí se alejaba, contando con conocidos, ¿Qué nervios ni nervios? Así que empecé saludándolos a ellos (El Bustamante y el Super Héroe(?) ) para luego llevarme una de las mayores sorpresas de los últimos días, todos se presentan mostrando una gran naturalidad y sobretodo, de una forma amistosa, familiar.. Todo nerviosismo se esfuma, solo me queda una agradable sensación de confort y bienestar, alcanzado al verlos amistosamente conversar, mostrando un grado de aceptación que no podría imaginar ni explicar y con un trato agradable que me consigue relajar.
Lo pasé bien, sobretodo en el momento culmen del día, en el que la piqué porque no tenía valor para hacer lo nuestro oficial, se moría refugiada entre los baluartes de la vergüenza y la timidez así que acabé haciéndolo yo. No olvidaré ese momento de vergüenza y timidez en el que su alma se me exponía mostrándose en su piel.. Esa era su parte sabor miel.
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